|
No hay majestad
No hay nada que hacer
No hay a quien sobornar
No hay más croupier
no hay a quien controlar
hoy vamo a comernos
hoy me hago empalar
soy sánduche
No hay majestad
no hay pa donde coger
no hay por qué escapar
No hay más croupier
soy el único
dueño de toda verdad
yo soy el único
(Tragedia - Zakarías Zafra)
Aquí todos estamos perdiendo algo
Ahora hay más humo, más ojeras, más sudor del malo, más pánico, más incontinencia.
El monstruo entró tocando el timbre y haciendo ruido, y ahora vive con nosotros y nos acobarda, nos desorienta, nos friega la paciencia con licor y óxido.
Aquí desconfiamos de la sombra, del café servido, del papel en blanco, del diente flojo y del abrazo. No sabemos por dónde salir, no nos dicen si hay que gritar o respirar primero.
Ninguno cree, nadie camina.
No distinguimos verdugos de padecimientos. Aquí todos insisten en saquearse el porvenir. Aquí no se escuchan sino pisadas inquietas, vidrios rotos y alarmas
Aquí todos nos miramos sin respuestas.
Aquí aprendimos a esperar, a decir adiós por conveniencia, a ser más dóciles, más tristes, más ligeros.
Aquí aprendimos a andar entre el polvo y el derrumbe, entre sangre, encías peladas y alambres de púa.
Hoy somos más astutos, es verdad, tenemos más olfato, conocemos nuevas trampas, sabemos fingir mejor las cojeras.
Hoy somos un cuerpo que resiste tiros, puñales, besos, himnos, banderas.
Vencimos,
vencimos
Yo vivo en un país espanto, un país ladrón, un país ventana rota, un país miedo, un país hemorragia, un país irse, un país mentira que no cesa, que arrastra, tensa y dispara.
En este país hay mucho frío, mucho deterioro arropado con periódico, muchos poros rellenos de pólvora. En este país hay mucha estatua, mucho porvenir paralizado,
mucho destino con cara de accidente.
|
|
Ana cierra la ventana
no escucha nada de lo que suena
por sus venas corren gritos
busca extinguirlos en su mandala.
Se ha quebrado la familia
Pedro se fue, no dijo nada
Ana cierra la persiana
no hay más remedio que acostumbrarse
Pedro se fue al demonio
fue el testimonio de la santera
en sus garras mueren niños
mueren amigos, mueren papás
¿Qué pasaría si la pandilla
descubre que ella lo dejó entrar?
No habrá otro fin de semana
pa beber sangre y portarse mal
Descubrirás que el sol no brilla
Apúrate que se va el tren
Olvídate de mí
Apúrate que se va el tren
Ana marchará temprano
lleva sus miedos en la guantera
teme que a donde ella vaya
Pedro la sigue y la encontrará
¿Será por la melancolía
que él se fue y no lo va a buscar?
Ana cierra la persiana
no quiere hablar
(El gran escape - Javier Guédez)
La servilleta se siente sola
porque el toallín se ha marchado con el trapo sucio de la cocina y no esperan volver a casa en muchos años
el papel higiénico perdió sus esperanzas
porque el papel Bond es una estrella de cine y nunca lo llama por teléfono
el lavamanos se entristece y le duele el alma
porque la ducha se enfermó hace unos días, la poceta se ha ido a verla al hospital y no ha regresado
el sillón de la sala se encuentra abandonado, ha muerto el abuelo, y ya nadie se detiene a descansar
la nevera camina desolada por las calles lluviosas, la biblioteca renunció a su trabajo porque los libros decidieron volver a los árboles
las camas están frías como un hielo, tristes, sin sueños ni ovejitas ni pescados fritos,
guardando sus lágrimas en un huequito en la pared que se desploma
la casa tiembla por dentro y llora, porque a la familia se le acabó el cariño y los abrazos
entonces, ella misma, decide cerrar su propia puerta detrás de sí
y escapar
|
|
¿Cuál será el porvenir de aquellos que se quedan?
¿Cúal será el porvenir de aquellos que se van?
Quedarse a caminar es oro,
es un instante
Quedarse o caminar es oro
¿Cuál será?
(“El Juicio” de Juan Miguel Rojas)
imagina que lanzas la moneda suficientes veces
imagina que cae en la tercera cara
esa cara
que resuena como un tímpano endemoniado
y nos deja amar esa mentira
que nos recuerda el verde de la muerte
esa espalda que se construye con todas nuestras tragedias
con todos nuestros sexos
con todas nuestras euforias
con nuestras hambres y abundancias
con los pies rotos de tanto caminar las fronteras
y quedarnos y marchar
imagina que todos somos todo hasta cruzar el portal y al hacerlo entonces nos damos cuenta
de que irse es quedarse
es irse
es quedarse
es llegar
es romper
es desvanecer
es cansar
es asir
es calmar
es vestir
es marchar
es arder
es esquivar las balas, es romper los silencios, es quebrar los escapularios, es planificar las tristezas, es administrar los pesares, es comparecer ante los jueces imposibles:
La vena impoluta del marchar,
La mácula de la incertidumbre al quedarse.
|